20 ene 2013

Imaginando el Hierro

Articulo escrito por: Juan Garcia Lujan
Cuba y Venezuela. Hasta allí fueron muchos herreños para matar el hambre. A veces la emigración la promovían las autoridades, pero otras veces fue clandestina. Así salían veleros como Joven Gaspar o El Saturnino que en los años cuarenta del siglo pasado desafiaban las prohibiciones. A veces los emigrantes huían en dirección contraria. Cuenta Cirilo Leal en su libro “Memoria viva del pueblo del Hierro” que Martín y Ramón Méndez se llevaron a Cuba la afición a la lucha canaria. En la perla caribeña los emigrantes herreños participaron en una luchada y tumbaron a todos los luchadores locales. Méndez y Martín debieron largarse de allí para no complicarse la vida. Ramón Méndez fue casi un mito, hoy el pollito de la Frontera sigue su estela.

La luchada y el baile levantan pasiones en la isla del meridiano. Los herreños saben luchar. Y los herreños necesitan bailar. Cada cuatro años los bailarines danzan por los riscos en la bajada de la Virgen de los Reyes. Los emigrantes vuelven y la isla casi dobla la población. Unos desde la religión, otros sintiendo las energías, otros disfrutando de la naturaleza, el que vive la bajada de la Virgen siempre quiere repetir, con esos bailarines que no paran de bailar entre cráteres, acompañados de los tocadores . Cuenta que esa tradición por el baile es una herencia de los aborígenes bimbaches. Antes de escuchar las loas a la virgen que recita Alcira, la viuda de Eloy Quintero, la gente disfruta de una comida comunitaria. En medio de la bruma, algunos vuelven a escuchar la voz de Valentina, la de Sabinosa.

El Hierro es hoy una isla cargada de magia, con ese paisaje volcánico que nos envuelve. Pero también es una isla con historia de emigraciones clandestinas, demócratas que se refugiaban en las cuevas de don Justo para no ser visto por los falangistas. El Hierro estuvo a punto de ser una base militar de la OTAN. La estrategia militarista quedó desvelada por el accidente del avión militar norteamericano Orión que se estrelló el 11 de diciembre d e1977 en el Monacal (murieron los 13 tripulantes). En los planes de radares y de instalaciones militares para vigilar África los herreños no tenían voz. Por eso pidieron la solidaridad y  fuimos a manifestarnos con ellos en la capital tinerfeña. Fue la primera manifestación que convocó a gente de todas las islas. Y se logró parar el radar militar.

El Hierro mira al futuro apostando por un modelo sostenible, por la autosuficiencia energética. Su faro de Orchilla que anunciaba el final del mundo, su paisaje de malpaíses, sus quesos ahumados, sus quesadillas, sus legendarios luchadores, sus sabinas, su Garoé.. Con apenas un millón de años de vida, la isla más joven de nuestro archipiélago está temblando. Reporteros de televisión y de periódicos de Madrid pisaban ayer por primera vez el Hierro detrás de la noticia de los movimientos sísmicos.

Si la lava sigue despierta y sube ojalá sea un espectáculo de naturaleza y vida, sin tragedias humanas, como lo fue en Lanzarote hace ya 281 años. Cuenta José de León en su tesis doctoral que cuando la lava de Lanzarote salió a la superficie en 1730 desaparecieron 20 pueblos sin matar a nadie, sin prealertas, sin alarmas mediáticas, sin 112. Hoy Timanfaya es un espectáculo de paisaje lunar que atrae a millones de visitantes. Pienso en El Hierro y me imagino que regresan Valentina y Eloy, Valentina cantando y  Eloy Quintero repartiendo las chácaras que acaba de fabricar. Imagino El Hierro con el sonido de tambores, flautas y chácaras marcando el ritmo de los danzarines que bailan desafiando a la lava ante la mirada atónita del dios Eraoranhan y la diosa Moneiba que eran adorados por los bimbaches.